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El megalitismo granadino

Exposición comisariada por Gponzalo Aranda en el Conjunto de los dólmenes de Antequera

El megalitismo es uno de los fenómenos culturales más importantes de la historia de las sociedades humanas. Desde hace al menos diez mil años hasta prácticamente la actualidad, diferentes grupos sociales han encontrado en las construcciones realizadas con grandes piedras una de sus principales formas de expresión cultural. En Europa, la construcción de los primeros monumentos megalíticos se realizó en el contexto de las denominadas sociedades neolíticas, cuya aparición supuso un complejo proceso de cambio
hacia nuevas formas de vida caracterizadas por una economía basada en la agricultura y ganadería.

La mayoría de las construcciones megalíticas europeas y peninsulares se corresponden con cámaras realizadas con grandes losas de piedra a las que habitualmente se accede por un pasillo o corredor y que poseen un sentido funerario. En esta exposición, se presenta el caso del megalitismo en las tierras de Granada, que está formado fundamentalmente por sepulturas que responden al tipo denominado como dolmen de corredor. Unas construcciones que, al igual que en otras comarcas peninsulares, están mayoritariamente orientadas a la salida del sol, es decir, el eje de simetría de las cámaras y pasillos se alinea con el orto solar, tal y como ocurre en el dolmen de Viera.

Como se descubrirá en el recorrido de la visita, las sepulturas megalíticas son lugares rituales caracterizados por enterramientos colectivos. Habitualmente, los restos aparecen fragmentados, mezclados y superpuestos unos a otros formando auténticos osarios. En ocasiones individuos completos o determinadas partes esqueléticas aparecen en conexión anatómica, lo que indica que su enterramiento se realizó poco después de su muerte. Así, se enterraron individuos de ambos sexos y de todas las edades, aunque la mayoría son de edad adulta (entre 40 y 60 años). Estas poblaciones sufrieron diferentes enfermedades entre las que destacan muy especialmente, las de tipo degenerativo como la artrosis, diversos procesos infecciosos y traumatismos, sobre todo fracturas de huesos consecuencia de caídas accidentales.

 La deposición de restos esqueléticos en el interior de los dólmenes viene acompañada de diferentes objetos que en arqueología denominamos ajuares funerarios. Una muestra de los hallados en la provincia de Granada forma parte de esta exposición. Veremos ejemplos de vasijas cerámicas, cuchillos de sílex, puntas de flecha, conchas de origen marino, figurillas cruciformes, antropomorfas, ídolos-falange y placas de pizarra. En cuanto a los objetos metálicos se exponen hachas, azuelas, punzones, puñales, puntas tipo Palmela y adornos como brazaletes, anillos y pendientes, algunos de ellos realizados en plata. En arqueología los ajuares funerarios son habitualmente interpretados como marcadores de identidades sociales. Así, las diferencias en la cantidad y, sobre todo la complejidad técnica o el origen exótico de las materias primas en las que se realizaron, son consideradas como indicadores de diferencias sociales y culturales.

En la última década, se ha datado la fecha de fallecimiento de más de 100 personas enterradas en las sepulturas megalíticas granadinas. De esta forma, sabemos que los enterramientos más antiguos y la construcción de las primeras sepulturas megalíticas se produjeron hace aproximadamente 5500 años y que estuvieron en uso durante más de mil años. Su presencia llega a ser tan relevante que, incluso, es habitual la reutilización de sepulturas megalíticas en épocas históricas. Esto sucede, por ejemplo, en la necrópolis de Panoría (Darro) donde se ha registrado la deposición funeraria de restos datados en siglo V d.C., durante la Antigüedad Tardía. De hecho, su importancia ha sido tal que estos monumentos han representado, desde el pasado hasta nuestros días, espacios donde la memoria ancestral da un nuevo significado a las tierras que los acogen.